Resulta que había fallecido un hombre y cuando estaban velándolo llegaron los sepultureros, y la esposa empezó a gritar:
¡No se lo lleven por favor, no se lo lleven!
Señora tranquila, hemos venido para enterrar al muerto.
¡No por favor, no se lo lleven, no se lo lleven!, gritaba la mujer.
Pero señora tranquila, ha llegado la hora de llevarnos al muerto.
¡No se lo lleven, no se lo lleven!, seguía gritando
Hasta que uno de los sepultureros ya cansado le dijo:
Bueno señora, ¿Por qué no deja que nos llevemos el muerto?
Y ella le responde:
¡Es que es la primera vez que duerme en la casa!
Por:
Celia Leonor Rosado Duenas - Guayaquil - Guayas - Ecuador
rec.:11/mar/1999 pub.:28/feb/2000 Enviado:25/abr/2017